Al decretar el gobierno chileno la salida de los peruanos, que trabajaban en dichas minas; don Rospicio tuvo que regresar al Perú, estableciéndose en Mollendo.

 

EL DEGOLLADITO

De : Alejandro Uriel Pérez Calderón

Don Rospicio Rodríguez, natural de Chala, provincia de Caravelí, ganó significativa suma de dinero en las salitreras de Tarapacá.

Al decretar el gobierno chileno la salida de los peruanos, que trabajaban en dichas minas; don Rospicio tuvo que regresar al Perú, estableciéndose en Mollendo.

La gente que lo conoció, comentaba que don Rospicio era una persona amable y alegre, gustaba exhibir anillos y un hermoso reloj de pulsera con cadena de oro.

El 1ro. de enero de 1914, en tan significativa fecha universal de Año Nuevo Don Rospicio encontró horrible muerte. Después de haber libado en una cantina ubicada en la quinta cuadra de la calle Tambo (Deán Valdivia), con un amigo a quien conoció en Chile. Siendo ya muy de noche, frente a la puerta principal del Cementerio de la ciudad, el desleal amigo lo asesinó, degollándolo con un filudo corvo. La causa del crimen fue robarle sus joyas y dinero que tenía en libras esterlinas.

Al día siguiente la noticia causó gran revuelo en la población mollendina; autoridades y curiosos se hicieron presentes y vieron, con estupor, la cabeza del infortunado cercenada del cuerpo. A los pocos días el asesino fue capturado en los baños de La Aguadita.

El presbítero Juan B. Arenas y el Reverendo  Padre Jesús M. del Carpio (Capellán del Hospital “El Carmen” celebraron una misa el año 1923, con ocasión de la exhumación y traslado al interior del Cementerio. Estuvieron presentes autoridades, numeroso público y las escoltas del Ejército (Movilizables) y Policía.

Desde la fecha del crimen que conmovió a Mollendo, tomó el nombre de “El Degolladito”. Sus devotos lo visitan el lunes de cada semana. El 1ro, y el 2 de noviembre es venerado masivamente.

El alma del Degolladito para muchos de sus creyentes, es milagrosa”.