Mollendo 07 mayo 2021.- El barrio San Martín está ubicado en la parte superior de Mollendo.

 

PINCELADAS SANMARTINIANAS

 

Efraín Astete Choque

 

Mollendo 07 mayo 2021.- El barrio San Martín está ubicado en la parte superior de Mollendo. Está dividido por dos ramales de la avenida Mariscal Castilla y varias calles: Leopoldo Flores Guerra, José María Cano, Octavio Polar, La Paz, pasaje Cahuide, pasaje Germán Olivares.

Las dos entradas son denominadas prolongaciones, la del lado izquierdo consta de una sola pista, la del lado derecho de dos. En la del lado derecho hay jardines en el largo de su extensión.

Dos quebradas aíslan a San Martín de los pueblos jóvenes Villa Lourdes y Bellavista, un puente lo une a Santa Rosa y a otros asentamientos humanos recientes.

No cuenta con un parque o lugar donde los vecinos y visitantes puedan descansar un rato. Las esquinas y los negocios de abarrotes son utilizados para charlar y distraerse en momentos de ocio.

Aquí, en el barrio, se edificó el coliseo Mollendo, propiedad del IPD, el cual requiere mantenimiento. La municipalidad provincial de Islay, en el periodo del alcalde Richard Ale Cruz, construyó un complejo deportivo, el mismo es administrado por la directiva de la vecindad. A la par de la edificación del complejo deportivo, escasos meses antes, se reactivó el club de fútbol, el cual participa en el torneo de segunda división, alegrando a la comunidad santa los fines de semana.

Apunta el barrio San Martín a seguir mejorando en varios aspectos, en lo social, cultural y deportivo. Desde allí se tiene una visión amplia de las lomas, Mollendo y el mar.

Hace cuarenta y cinco años, aproximadamente, el sector de Alto San Martín, parte alta del barrio, era una pampa. Aquel que transitaba por allí encontraba llantas viejas, bujías malogradas, fierros.

Don Justo Torreblanca construyó su ladrillería en una franja lateral del barrio. En ella trabajaban las familias Chicaña, Flores y otras. La mayoría de casas y edificios de Mollendo han sido levantados con los ladrillos del conocido empresario.

En la ladrillería de don Justo había una canchita de tierra de no más de veinte metros de largo, con arcos de madera. Los palomillas del barrio varias veces jugaron allí, terminaban empolvados.

En Alto San Martín, una vez que fue tomando forma, delimitaron un área para un campo deportivo, una cancha de fútbol de tamaño regular, por los años ochenta los que vivían en la zona tradicional jugaban duelos con los de la parte alta, en ese terreno que era un tanto inclinado y accidentado. Los de Alto San Martín daban dura pelea a los de abajo; la columna vertebral de su equipo estaba conformada por los hermanos Motta: Jorge, Abel y Édgard. Los de la zona tradicional tenían más variantes, más jugadores para elegir, entre ellos estaban Pepe Versace, Martín Vergara, Víctor Requena, Luis Garcés, Marco Antonio Almonte, Juan Delgado. Estos partidos se convirtieron en clásicos.

Víctor “Perejil” Montoya vivió en el barrio buenos años. En unas temporadas dirigió a nuestro club y también al club Alto Las Cruces, a este lo llevó a etapas regionales de la Copa Perú. Montoya era de genio tranquilo, de contextura delgada, menudo. En su época de jugador brilló en la selección de Arequipa y en White Star. En Lima militó en el Atlético Chalaco.

La huerta de Chirinos estaba ubicada al lado norte del barrio, en la quebrada que colinda con el pueblo joven Villa Lourdes. No resultaba fácil ingresar a ella, había perros y estaba cercada con pircas de piedra. De afuera se miraba los árboles, una de las especies vegetales daba como fruto una sustancia pegajosa, esta la usaban los niños para confeccionar cometas.

La huerta de Canito. Esta huerta no tenía cerco alguno, en ella había higueras, algunos sauces. Niños y jóvenes recogían los higos maduros y se daban un festín, pero no se acercaban cuando don Manuel Cano soltaba su perro.

Muchachos de Villa Lourdes que vistieron la camiseta de San Martín. Por supuesto, al ser vecinos, varios futbolistas de Villa Lourdes se vistieron de santos, se recuerda a Isidoro Elías, a Raúl Pacora, Ricardo Murillo,

Adán“Chispas” Salazar, Ríchard Nina Ternero. Todos ellos defendieron a gran altura al club.

En el llamado campo José Olaya se protagonizaron partidos de fútbol entre la juventud de San Martín, Villa Lourdes y La Florida. Encuentros de candela, jugados a ritmo fuerte. La victoria sonreía más a los santos.

“El Estanque” fue el principal centro deportivo y recreativo del barrio San Martín. En ocasiones el club realizaba una parte de los entrenamientos en este escenario, allí se practicaba fulbito casi todo el día, las puertas siempre estaban abiertas.

Las veredas del barrio están en mal estado, cerca de cincuenta años que no reciben mantenimiento. Mollendo en general padece este problema. Urge que las autoridades de turno concreten un proyecto de reparación de veredas, mucha gente, sobre todo ancianos y niños, sufren accidentes.

Una de las esquinas del movimiento del barrio fue la casa de don Alejandro Prado, uno de los fundadores del club San Martín. En la esquina, ubicada entre la prolongación Mariscal Castilla, lado izquierdo, y la calle Leopoldo Flores Guerra, se reunían niños, jóvenes y adultos a charlar sobre fútbol y la vida. Las barandas servían de asientos, un jardín bien cuidado afinaba la vista y las ideas.

En los inicios de los años ochenta el club participaba en el torneo de primera división. Uno de esos años estuvo a cargo del equipo Víctor Mancilla, exjugador de Marítimo.

Mancilla trabajaba bastante el factor físico, los llevaba a trote a los muchachos hasta las postrimerías de la playa. Desde el barrio se miraba cómo los santos iban trotando por las pistas que unen a Mollendo con Alto Inclán. Mancilla encabezaba el pelotón.

Marítimo tuvo un equipo de temer en la década de los ochenta. Formaban su equipo el “Chino” Andrés Portugal, Jorge “Gato” Arrieta, Jesús “Pato” Zuloaga, Henry Díaz y Hugo Pinto, en el arco Blas Bernedo.

Ganaba con holgura a todos los equipos, algunos le arañaban heroicos empates. San Martín fue uno de los equipos que lo frenó. Aplicaron los santos la estrategia de anular a su principal ariete, el “Chino” Portugal, un delantero mortal, efectivo en el área. Félix Medina se encargó de borrarlo del campo, con buenas armas, sin recurrir al antifútbol, para ese partido San Martín trajo al back Jesús Molina, un jugador que se plantaba como una muralla en el terreno de juego.

El oficio de arquero no es nada fácil, es tal vez el más arriesgado y difícil en el campo de juego. El portero custodia que ningún balón traspase los tres maderos, es el último defensor en la zaga. Hasta hoy la lista histórica de goleros santos es la siguiente: Néstor Arocena, Rubén Erquínigo, Hugo Rodríguez, Hugo Vargas, Mario Maldonado, Luis Montero, Richard Nina, Arnaldo Crespo, Luis Sánchez Jara, Carlos Castillo, Roger Huamaní.

Los hermanos Romero, Jorge y Carlos, vivían en un parte de la casa de Manuel Cano. La sala de su hogar la convirtieron en un taller de música, ensayaban varias horas, tocando guitarras y baterías eléctricas. Fundaron ellos los grupos mollendinos de rock moderno Jeecec y Eclipse. Promocionaban canciones de Queen, Van Halen, Grand Funk y de Frágil.

Varios vecinos pusieron tiendas de abarrotes en el barrio, por los años setenta los locales más conocidos era de la señora Antonieta Pacheco Espinoza, en el lado izquierdo, y, de la señora Lidia de Araujo, en el lado derecho. En los ochenta el vecino, y socio del club, Efraín Astete Paliza abrió una tienda, también el vecino Arnaldo Charún Dávila, negocios que hasta la actualidad atienden al público, otra tienda de esos años era la de Gerónimo Montes Ramos. En los noventa apareció en el barrio Sabino Valencia, también inauguró una tienda.

En San Martín jugó Mariano Núñez, un muchacho fornido que arrasaba defensas con facilidad, anotaba excelentes goles, en un momento se pensó llevarlo a la “U”, pues tenía condiciones para convertirse en un atacante de talla nacional. Igual ocurrió con Dante Astete, conocido como “Maradona”, unos dirigentes porteños ya lo veían vistiendo la casaquilla crema, trataba de manera magistral el balón.

Varios periodistas, profesores y otros profesionales establecieron sus hogares en el barrio, se puede citar a los periodistas Raúl Núñez del Carpio, Enrique Rivera Salas, Hugo Salas Salas y Arcángel Carbajal Cáceres. Entre los educadores a Julio Basurco Pontón, Jorge Noé Pérez Rodríguez, Óscar Alemán Bernal, Andrés Pastor Gutiérrez, todos ellos laboraban en el Colegio Nacional Deán Valdivia. Entre los médicos el odontólogo Ramón Bernedo López y el cardiólogo Alejandro Beltrán Rosado.

Frente a la casa de Alejandro Prado residía el abogado Raúl Paredes Lazo. Vivió un tiempo por aquí el ingeniero Carlos Llosa Tejada.

El 30 de mayo de cada año se celebra la fiesta de la cruz de San Martín. En esa fecha se congrega el barrio, en horas de la noche, el mayordomo y los devotos presentan números artísticos y la conocida quema de castillos. Ante la cruz los martinianos renuevan sus vocaciones de solidaridad y ayuda al prójimo.

Uno de los fundadores del club, don José Paco, tenía un restaurante en la avenida Mariscal Castilla, frente al Obelisco, se llamaba Racing. Los clubes de Lima y de otros lugares que venían a jugar con Pesca Perú desayunaban y almorzaban allí.

La profesora Nery Murillo fue vecina del barrio. Se desempeñaba como directora de la escuela Hilda Candiotti. Vivía sola, en una casa de una planta. Tenía de vecinos a don Juan Delgado y a doña Evangelina de Rodríguez. Usaba de movilidad un carrito Hillman. Vestía con ropas oscuras. Murió hace unos años.

El restaurant “La Marinera”, de la señora Adela Salas, tuvo en su tiempo una nutrida concurrencia. Cuidaba el local un perro que se hacía respetar por su tamaño y bravura, a quien los muchachos llamaban “Pica”. En un ambiente de la casa de la señora Adela atendía “El Hincha”, un humilde zapatero que era simpatizante y utilero del club Boca Juniors.

La factoría Calienes fue el taller de mecánica más completo de Mollendo. Tenía una entrada por el barrio San Martín y otra que daba cara al barrio Estibadores.

Contaba con varios trabajadores. En temporada de competencias automovilísticas, por aniversario de Mollendo, las máquinas de carrera recibían en este lugar las inspecciones del caso. Los famosos Arnaldo Alvarado, Coco Corbeto, Henry Bradley y otros automovilistas saludaban en la factoría a sus admiradores.

El doctor Jesús Medina Revilla, en la nueva era del club, se dio tiempo para filmar las presentaciones de los equipistas santos en el Municipal. Los goles, las jugadas polémicas, la alegría de la barra, todo está registrado en videos editados.

Un personaje popular del barrio es Julio Prado, conocido como “Karateca” Julio. Hombre sufrido, quien desde joven trabaja día y noche para llevar abrigo y alimento a su familia. Van pasando los años y Julio va perdiendo las fuerzas, las energías, tarde o temprano necesitará de la ayuda de los vecinos, de los amigos, de los que están en una situación de holgura económica. Preocuparse de los vecinos en situación vulnerable es premisa de los que fundaron el barrio, continuemos ese camino.

Hugo “Panejo” Montes actualmente está en New York, desde allí envía saludos al barrio San Martín, y al club por su aniversario. “Panejo”, en su tiempo de futbolista, fue figura en Marítimo y Pesca Perú. El gol y el amague eran sus cartas de presentación.

En el verano del 82 el club Melgar jugó un partido de exhibición ante el Inclán en el Municipal. Melgar hacía su pretemporada y trató de llevar algunos elementos de Mollendo a sus filas. Inclán, en el segundo parcial del cotejo, probó en el arco a Hugo Rodríguez Contreras, el joven arquero barajó varias jugadas, evitó goles melgarianos. Máximo Carrasco Meza, DT del conjunto arequipeño, quedó impresionado, vio en Rodríguez a un portero con cualidades para brillar en el fútbol profesional.

Uno de los jugadores santos que militó en el fútbol profesional es Wálter Céspedes Osorio. Jugó en el Alfonso Ugarte de Puno, en 1986. En el conjunto altiplánico alineó al lado de Arsenio Toledo, Rafael Cánepa, Augusto Vargas, Ricardo Medina, y otros conocidos players. Dirigía al Alfonso el profesor Angles.

Doña Carmelita Ortiz, quién no la recuerda. Por las calle del barrio solía caminar, en su trayecto se detenía a conversar con los vecinos, ofrecía consejos para que a uno le vaya bien en la vida.

Revisando la revista Puerto Bravo, de enero de 1988, que editara Orlando Menéndez Gallegos, encontramos una nota acerca de la Asociación de Interés Social “Alto San Martín”. Formaban la Asociación los señores Agustín Huayta (Presidente), Honorio Jordán (Vicepresidente y Secretario de Economía), Pánfilo Vásquez (Secretario), Rubén Pacheco (Subsecretario), Ronan Rodríguez (Secretario de Organización), Carmen J. de C. (Subsecretaria de Economía), Ceferino Quispe (Secretario de Deportes). Los directivos daban a conocer la inauguración del alumbrado público en el sector, agradecían a Electro Perú y al alcalde Hernán Montoya.